A veces contando algunas situaciones de mi vida, o las experiencias que he vivido... encuentro entre las personas que me escuchan que concluyen que he sido demasiado fuerte o que mis situaciones han sido terribles. Cual seria el umbral del sufrimiento? Pareciera que algunos de los que me escuchan sufrieran más del dolor que pude haber sentido yo.
Escuchando expresiones como "Dios no te da una cruz más pesada que la que puedes soportar" o "No hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo resista", la pregunta real seria como medir mi sufrimiento, ó como medir la resistencia, o la valentía?, cuál debería ser el umbral máximo del dolor o de tenacidad sobre el sufrimiento?
A manera personal, para conocer el arco iris debes conocer la lluvia y las nubes negras y tener la capacidad de actuar conforme se presenta el paisaje. Entonces de modo subjetivo también, el umbral del dolor estaría marcado por la profundidad de la oscuridad y brillantez de la claridad a la que fueres expuesto durante la vida. Una oscuridad y una claridad marcadas por las mismas experiencias de tu vida, debidamente orientada por aquellos que cuando eres niño defines como los heroes o los victimarios de tu vida, los padres.
La respuesta a la pregunta desde mi punto de vista sigue siendo demasiado subjetiva para poder generalizarla en este escrito. Cada quien resiste lo que puede y el dolor máximo a resistir habrá sido el sufrimiento más profundo que pudiste haber sentido durante toda la vida. Pero ese dolor máximo además, esta marcado por la capacidad de resistir, una capacidad dada durante la gestación (situación que no está bajo nuestro control) afianzada durante la niñez (que tampoco está bajo nuestro control) y fortalecida durante la adolescencia. En la edad de adultez joven quizás empecemos a ser dueños del control de nuestras emociones y del daño que permitimos que nos hagan las personas o las situaciones y finalmente durante la adultez madura o bien nos dejamos llevar por los dolores recibidos en el pasado (traumas) o los abolimos y nos armamos como guerreros para nuevos desafíos.
No todos están hechos para las guerras y no todas las guerras deben ser peleadas. A veces perdemos energías y armamento en guerras, peleas o desafios que no nos llevan a nada (no hay crecimiento personal o no son propias) y hay guerras que demandan de nuestro liderazgo, como coroneles, como soldados de primera línea, como protagonistas y en éstas a veces podemos simplemente huir y escondernos en nuestros padres, hermanos, pareja, jefe, amigos, compañeros de trabajo y al final cuando más se requería de tu protagonismo, sin importar el resultado del enfrentamiento, solo huiste.
Cada paso en la vida, podria considerarse como una guerra o al menos una batalla, un eslabon dentro de la cadena que puede llevarte al cumplimiento de tus objetivos (si se tienen).
Cada paso de la vida puede llamarse un desafío, cada quien elige que tan doloroso puede ser y que tanta fortaleza se tiene para enfrentar ese dolor.
Por ejemplo, cuando eliges ir a la universidad. Es una batalla de la vida, debes hacer esfuerzos (estudiar, disciplinarse) hacer sacrificios (dejar familia, novio(a), no trabajar o trabajar al mismo tiempo). Entonces nada es fácil, cada batalla llega en su momento, cada persona elige que tan dolorosa puede ser la experiencia y que tan valiente va a ser para enfrentarla.
A veces no es doloroso elegir una carrera profesional, puede ser más doloroso acompañar a tus padres en la etapa final de sus vidas y hasta su muerte. Pero habrán personas que elijan simplemente huir de esa situación porque sienten que no son capaces, o habrán personas que sienten que no es doloroso, porque logran poner todo el amor del mundo en sus acciones, o habrán personas que a pesar de enfrentarlo, el dia a día de esa rutina de cuidadores es dolorosa y llena de sacrificios. Puede que a veces duelan estas situaciones, puede que a veces no.
Así como esa frase trillada de la percepción, que en cada situación puedes ver el vaso medio lleno ó medio vacío. Depende el ángulo, depende del tipo de persona que lo vea. Lo mismo es el dolor, es único para cada uno.
Son lineas demasiado delgadas, en las que no se puede juzgar la forma correcta o incorrecta de afrontar los desaires de la vida. Simplemente estamos llamados a vivir y a veces las guerras o desafíos hacen parte de eso que se llama vida. Cada quien decide si vivirlas o simplemente pasar por un lado de esas oportunidades o de esos baches en el camino.
Lo que si considero real, es que a veces hay situaciones que se presentan una sola vez en la vida, pueden ser grandes oportunidades para crecer, sin importar lo dolorosas o dificiles que sean, solo existirá una vez en la vida para elegir si quedarse o simplemente huir. Solamente por una vez en la vida tu rutina se hará compleja, o tu rutina será echarte culpas por no enfrentar la experiencia que se presentó.
Aprendí que cuando se elige enfrentar, es el dia a día el que te llena de fuerza, el abrir los ojos cada mañana y decir aqui sigo, buscar soluciones todos los dias, sufrir un poco de impaciencia, de impotencia, de soledad, pero dejar que el tiempo y las personas que te van acompañando en el camino te den la mano, te den una fuerza extra y te hagan sentir que puedes con todo. Y al final de los días, te darás cuenta de lo héroe que fuiste y con el tiempo que continuará pasando, años más tarde veras esa situacion dificil como una pequeñez en la imensidad del universo, pero que hace parte de la gran montaña de razones por la que hoy eres quien eres. Y el balance, es, creéme que siempre debe ser y será muy positivo.
No te hace valiente darle cara a las situaciones, pero tampoco debería condenarte el no hacerlo. Al final, cada quien desde muy adentro de su alma, corazón, razón, conciencia quedará con un sentimiento de satisfacción o de culpa y lo confirmarás con las expresiones de las personas con quienes interactúas si fuiste héroe o si fuiste tan solo una víctima de las circunstancias.